Los instrumentos que utilizamos en La Peana son:
DULZAINA:
Instrumento aerófono, formado por un tubo cónico, generalmente de madera, dentro del cual se insufla aire a través de una pipa de doble caña. Dicha pipa está encajada en el extremo más estrecho del tubo gracias a una pieza metálica denominada tudel. La dulzaina tiene siete orificios más el de la octava (a veces dos más que se llaman oídos y que no modifican el sonido) y a partir de la introducción de las llaves en su construcción por Ángel Velasco a fines del siglo XIX, incorpora un número determinado de ellas según cada constructor o la habilidad del intérprete (entre 1 y 17).
Este instrumento, con diferentes nombres, se toca en muchos países del mundo y en casi toda la Península Ibérica. En cualquier caso, su llegada a nuestro país parece producirse durante la Edad Media, tanto si viene desde el centro del continente europeo -con los músicos que se incorporaban a las capillas cortesanas- como si llega de África, donde todavía hoy día se sigue utilizando con el nombre de Algaita. En muchas regiones peninsulares (Rioja, Aragón, parte de Castilla y León) continúa llamándose gaita. La palabra charambita que se utiliza en Castilla es obviamente una degeneración de chirimía, instrumento más largo pero también de doble lengüeta. Donçaina y dulzaina se llama en Valencia y parte de Castilla y León, denominándose gralla en Cataluña y chambela en el País Vasco.
PITO CASTELLANO:
El pito castellano es un instrumento de viento de la familia de las flautas cuyo origen es el Flaegolet (un tipo de flauta con llaves) , muy arraigado en Castilla. En origen no tenían llaves pero ahora los podemos encontrar con llaves o sin ellas.
Es un tipo de flauta o gaita de dos manos típica del corazón de Castilla, con la misma digitación que una dulzaina, pero con un sonido menos potente. Durante mucho tiempo se le considera el hermano menor de la dulzaina castellana. Se trata de un instrumento más fácil de tocar que la dulzaina al carecer de doble lengüeta en la embocadura, por lo que básicamente ha sido utilizado para aprender a tocar o para interpretar música en sitios cerrados.
TAMBORIL O CAJA:
Cilindro de madera o metal cuyas bocas están recubiertas por parches de piel. Uno de esos parches (el inferior) tiene unos bordones o cuerdas (de metal o tripa) que recorren diametralmente la piel de un lado al otro del aro, sujetos entre una pieza fija y una palomilla que sirve para tensarlos. También con palomillas y varillas -entre cinco y ocho- se tensan los parches (anteriormente se hacía con cuerdas) apretando los hierros o las maderas que los abrazan. El parche mide entre 30 y 35 cm. La piel se golpea con dos baquetas y el instrumento se lleva colgado a la cintura con un cinto, inclinándolo ligeramente para facilitar la percusión.
BOMBO:
Bastidor cilíndrico de madera o metal con dos parches en sus extremos. Su tamaño oscila según las épocas, pero lo normal está entre 50 y 60 cm de diámetro y unos 25 a 30 de altura. Como en el caso de otros tambores, desde el siglo XVIII las palomillas metálicas vinieron a sustituir a los tirantes de cuerda y cuero. Se golpea, generalmente, en uno de los parches con una maza recubierta de piel, sujetándose el instrumento con una correa. Algunos combinaban el sonido del parche con el de unos platillos que iban sobre la parte superior del bastidor. Los golpes de acompañamiento suelen coincidir con las partes fuertes del compás.
GUITARRA:
Instrumento musical de la familia de los cordófonos, de seis cuerdas, tendidas a lo largo de un mástil y de una caja plana en forma de ocho, que se tensan entre un clavijero y un cordal que va encolado en la parte más ancha de la caja. De la primitiva guitarra, con caja excavada en un tronco de madera y cuatro cuerdas, se evolucionó, por sucesivos pasos a la forma y encordado actuales. Las tres cuerdas agudas son normalmente de tripa o nailon; las otras de metal entorchado y nailon. Los dedos de la mano izquierda del intérprete presionan las cuerdas en el traste adecuado para producir las notas deseadas, los de la derecha pulsan las cuerdas.
Instrumentos como la guitarra existen desde tiempos antiguos, pero la primera referencia escrita a ella data del siglo XIV. Se desarrolló probablemente en España, donde en el siglo XVI fue el equivalente en las clases bajas y medias de la aristocrática vihuela, instrumento de similar forma y origen, con seis cuerdas dobles. A mediados del siglo XVIII la guitarra adopta su forma moderna, cuando las cuerdas se hacen sencillas y se añade una sexta cuerda por encima de las otras. Las viejas clavijas de madera fueron reemplazadas por tornillos metálicos.
Como instrumento de música clásica, la guitarra adquirió importancia gracias a la obra de compositores como Fernando Sor, y el también español Francisco Tárrega. El excepcional guitarrista Andrés Segovia llevó su música por todo el mundo. Han escrito obras para este instrumento compositores como Manuel de Falla, Joaquín Turina, Joaquín Rodrigo (autor del famoso Concierto de Aranjuez), Albert Roussel, Alexander Tausman, Mario Castelnuovo-Tedesco y los latinoamericanos Manuel M. Ponce, Heitor Villa-Lobos y Leo Brouwer.
BANDURRIA:
Instrumento dotado de una caja acústica plana, en forma de pera, un mástil y una cabeza en la que va un clavijero con seis cuerdas dobles (6 de tripa y 6 entorchadas) que suelen puntearse con un plectro o púa casi siempre entre la boca o tarraja (abertura de forma circular u oblonga practicada en la tapa superior) y el puente. Este está situado entre la boca y el cordal y
sobre él reposan las cuerdas en la parte inferior, haciéndolo sobre la cejuela en la superior para repartir la tensión. Es muy parecido al laúd o a la cítara aunque más pequeño, y, por la forma plana de
su caja, se asemeja también a la guitarra. La técnica de interpretación de la bandurria es idéntica a la del laúd, aunque de tesitura aguda (una octava por encima del laúd) y sus cuerdas están afinadas por cuartas.
LAÚD:
Instrumento de cuerda similar a la guitarra, compuesto por una caja plana de madera en forma de pera, un mástil y una cabeza en la que un clavijero agrupa doce cuerdas dispuestas en seis órdenes. El diapasón que va a lo largo del mástil tiene 18 trastes. El intérprete pulsa las cuerdas con una púa o plectro a la altura media entre las efes, abiertas en la tapa superior armónica, y el puente. Éste, situado entre dichas efes y el cordal, es una pieza de marfil o similar en la que reposan las cuerdas en la parte inferior, haciéndolo en la superior sobre la cejuela antes de llegar a la clavija correspondiente con al que se afinan. Las cuerdas se pulsan con la púa que sujeta el intérprete con la mano derecha.
En Mesopotamia hacia el 2000 a. C. se conocieron laúdes de cuerpo poco profundo y mástil largo. Fue un instrumento muy utilizado entre los siglos XIV y XVIII y que ha resurgido en el siglo XX. El laúd se introdujo en la Europa medieval desde la cultura árabe como instrumento de púa, con cuatro pares de cuerdas. Su antecedente fue el ‘ud, típico de los Balcanes. Hacia el 1600 se construyeron laúdes más grandes con mayor número y longitud de cuerdas; se incluye aquí la tiorba, el chitarrone y el archilaúd. Ejemplos modernos incluyen el bouzouki griego y el samisen japonés.
El nuevo laúd español se crea en el siglo XIX, utilizando el nombre de este instrumento histórico que había caído en desuso, para designar en realidad a un tipo de bandurria grande que formaba con ella familia y de la que sólo se diferenciaba en el mayor tamaño y, a veces, en las efes que adornaban la tapa armónica en vez de la tradicional tarraja o abertura de la bandurria.
MANDOLINA:
La mandolina o el bandolín es un instrumento de cuerda de cuatro órdenes dobles de cuerdas. El número y tipo de cuerdas de la mandolina ha variado con el tiempo y el lugar, pero en la actualidad la configuración predominante es la de la mandolina napolitana, con cuatro cuerdas dobles afinadas como el violín (sol-re-la-mi).
Las cuerdas de la mandolina se pulsan usualmente con una púa o plectro, sin embargo, también pueden usarse los dedos. La caja de resonancia puede ser cóncava o plana.
Su sonido es parecido al de la bandurria, sin embargo, su utilización abarca más ámbitos, incluyendo papeles solistas en la música académica, como instrumento principal de la música popular de varios países e incluso en bandas de rock y ensambles experimentales.
BAJO ELÉCTRICO:
El bajo eléctrico, llamado sencillamente bajo, es un instrumento musical melódico de la familia de los cordófonos, similar en apariencia y construcción a la guitarra eléctrica, pero con un cuerpo de mayores dimensiones, un mástil de mayor longitud y escala y, normalmente, cuatro cuerdas afinadas según la afinación estándar del contrabajo, su antecesor.
Salió de la necesidad de producir los sonidos rítmicos graves con un instrumento más compacto, barato, fácil de producir y transportar que el contrabajo, que era el instrumento encargado de esta tarea en los años 40 y 50. Para esto, el bajo adoptó una forma bastante similar a la de la guitarra, aunque luego esto provocó que algunas personas confundieran estos dos instrumentos.
Con el objetivo de evitar un uso excesivo de líneas adicionales en el pentagrama, el bajo eléctrico ―al igual que el contrabajo― suena una octava más grave que las notas representadas en solfeo|notación musical. Como la guitarra eléctrica, el bajo eléctrico necesita ser conectado a un amplificador para emitir sonidos.
Desde la década de 1950, el bajo eléctrico ha reemplazado progresivamente al contrabajo en la música popular como el instrumento de la sección rítmica que se ocupa de las líneas de bajo. Aunque estas varían notablemente en función del estilo de música, el bajista cumple una función similar con independencia del estilo de que se trate: establecer el marco armónico y marcar el tiempo o «pulso rítmico». El bajo eléctrico se usa como instrumento de acompañamiento o como instrumento solista en prácticamente todos los estilos de música popular del mundo, incluyendo el blues, el flamenco, el jazz, el pop, el punk, el reggae, el rock y con la tradicional, en nuestro grupo.
PANDERETA Y SONAJA:
Instrumento de percusión, membranófono, con un solo parche y sonajas dobles en forma de disco (rizado o alabeado), situadas a intervalos regulares alrededor de un aro de madera. Puede ser sacudida para producir un sonido continuo de entrechoque, frotada con el pulgar, lo que hace que las sonajas se entrechoquen más suavemente, o golpeada con los nudillos para producir un sonido parecido al del tambor. Su origen es muy antiguo y está extendida por todo el mundo. Se utiliza para crear los característicos efectos rítmicos propios de la música española.
ALMIREZ:
Sin ser un instrumento musical, es un idiófono percutido que golpeado rítmicamente en el fondo y los laterales, se utiliza para acompañar en diversas canciones. Es un ejemplo de adaptación de útiles caseros o de trabajo a usos musicales. De igual manera se han utilizado desde siempre sartenes, calderos, tapaderas, llaves, guadañas, azadas y un largo etcétera, en definitiva, todo lo que consiguiera hacer ruido y se tuviera a mano, sin tener que gastar dinero -que no había- en instrumentos.
MORTERO:
Es el mismo instrumento anterior, pero de madera. De la misma forma, golpeando rítmicamente en el fondo y los laterales, se utiliza para acompañar el canto en reuniones improvisadas. Tiene un sonido más sordo que el metálico. En Extremadura se utilizaba un pequeño ejemplar llamado «morteruelo», que se tocaba invertido, con la boca hacia la palma de la mano y golpeando el fondo.
BOTELLA:
Es otro instrumento casero del tipo idiófono frotado. El sonido, rítmico y brillante, se consigue frotando una botella labrada (normalmente de anís, en Segovia, Anís la Castellana) con una llave o el mango de un tenedor, cuchara, cuchillo o llave antigua. No servía cualquier tipo de botella labrada, sólo las de «caramelos», en referencia a la forma cuadrada del labrado. Se usa de acompañamiento a rondas y bailes y al canto, alcanzando gran popularidad en diversos grupos folklóricos. Se utiliza en toda España, siendo más raro encontrarlo en Portugal.
CONCHAS:
Se trata de un instrumento idiófono frotado. El sonido se produce al frotar una concha contra la otra por su parte convexa, chocando entre sí las estrías de estas. Muy utilizado en la zona noroeste de la península (Galicia) como instrumento de percusión, sobre todo en zonas cercanas al litoral. Curiosamente aparece también este instrumento en regiones sin costa, como es el caso de la comarca de Aliste, en Zamora, donde son muy utilizadas acompañando a la voz para cantar los «charros» junto a la pandereta.
CASTAÑUELAS:
Son dos tablitas cóncavas, generalmente de pequeño tamaño y sujetas con un cordón, que se manejan con una mano. Suelen fabricarse por parejas, llamándose, desde el siglo XVIII, macho al par que se toca con la mano izquierda y hembra al par que se lleva en la derecha. Algunas, por sus grandes dimensiones, se tocan sosteniéndolas bajo la cavidad de la mano; generalmente, sin embargo, se atan al dedo corazón o al pulgar.
Casi siempre fue instrumento utilizado por danzantes, ya fuera en los bailes del medio rural o para las danzas escénicas donde se solían llamar castañetas, y, a partir del siglo XVIII, palillos.
TABLA DE LAVAR:
Aunque es una herramienta diseñada para lavar ropa a mano, también se utiliza como instrumento musical percusivo de tipo idiófono. La tabla de lavar tradicional usualmente se construía con una tabla de madera en cuya superficie se realizaban una serie de relieves o corrugaciones para frotar la ropa enjabonada. Otros modelos partían de un marco de madera rectangular en el cual se montaban estos relieves que bien podían ser también de madera o de otro material como metal o cristal.
PALOS DE PALOTEO:
El origen de las danzas de paloteo parece remontarse a épocas de dominación árabe o de los godos. El Paloteo son bailes o danzas que simulan las luchas entre moros y cristianos de los siglos VII y posteriormente de invasión Musulmana, interpretado como su propio nombre indica por palos de madera de varias longitudes simulando la lucha. Se pueden usar adornando con lazos de colores o sin ellos.